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16 09, 2020

NO CONFÍES EN LA PAZ DE TU CORAZÓN

2022-09-21T14:38:54-05:0016 septiembre, 20|

La frase “tengo paz en mi corazón”  se ha convertido en una respuesta para justificar nuestras acciones.

Como por ejemplo cuando una estudiante de secundaria que está tratando de determinar a qué universidad irá. Después de recorrer cuatro campus diferentes, ella les dice a sus padres que «simplemente se siente en paz» sobre cierta escuela. O un hombre de negocios que está considerando una nueva aventura profesional podría bromear: «Sé que es arriesgado, pero siento paz de que esto es lo que debería hacer».

Cuando un sentido de paz interna se convierte en la razón fundamental para la toma de decisiones, nadie puede cuestionarlo, es similar a decir que Dios te dijo que hicieras algo.

¿Quién va a decir que Dios no lo hizo, o que tu sentido de paz está mal?

Esto podría no ser un gran problema en las decisiones moralmente neutrales, como seleccionar una universidad o la próxima aventura empresarial. Pero es un problema masivo cuando se derrama en las elecciones en otras áreas de la vida, lo que casi siempre sucede.

¿Qué pasa cuando el sentido de paz sirve como base para elegir una iglesia, incluso si la iglesia predica un evangelio empobrecido o carece de un liderazgo piadoso? ¿O cuando justificamos la decisión de terminar un matrimonio contencioso porque simplemente «sentimos paz» cuando estamos separados? Suena como una práctica virtuosa. Después de todo, ¿no quiere Dios que experimentemos la paz? ¿No es la claridad interna un signo de su bendición? ¿Realmente querría que tomáramos una decisión que no proveyera la paz inmediata? Seguramente no.

Brújula rota

Desafortunadamente, nuestra brújula interna está rota debido a la caída. Aparte de Cristo, nuestros sentimientos son tremendamente engañosos (Jer. 17: 9). Nuestra naturaleza depravada pueden alinear los sentimientos de paz con acciones que traicionan el buen diseño de Dios. Sentimos paz cuando abrazamos nuestra naturaleza caída, porque estamos actuando de manera consistente con esa naturaleza cuando pecamos.

Respondiendo al evangelio a través del poder del Espíritu, nuestra naturaleza se transforma. Se nos dan nuevos corazones que anhelan obedecer a Dios y adorarlo correctamente. Entonces, cuando los creyentes pecan, están actuando en contra de su nueva naturaleza. El pecado se sentirá cada vez más grotesco y no traerá paz.

¿Significa esto que aquellos de nosotros que decimos ser cristianos podemos confiar en nuestro sentido de paz? Tal vez sí. Pero tal vez no, por al menos dos razones.

  1. Puede que no tengamos un nuevo corazón.

Una sensación de paz sobre las acciones incorrectas puede revelar que una persona no ha sufrido la reorientación radical del corazón que se produce a través de la conversión genuina. Sin importar el linaje religioso de alguien, si permanecen muertos en el pecado, su compulsión interna no irá en la dirección de la justicia

  1. Los cristianos pueden ser engañados por el pecado que se aferra fuertemente.

Los creyentes regenerados deben encontrar disgusto por los pecados que una vez trajeron gozo y paz. Sí, seguirán siendo susceptibles al pecado y, a menudo, serán víctimas de su atractivo, pero también responderán de manera diferente. El pecado traerá dolor a donde una vez trajo placer. Producirá un arrepentimiento genuino donde una vez trajo un mero cambio momentáneo.

Imagina a un verdadero cristiano que racionaliza cierta práctica pecaminosa. Al principio, el pecado puede traer convicción, pero con el tiempo esta sensación interna de inquietud comienza a desvanecerse. El pecado puede incluso parecer justificable, particularmente si obedecer a Dios trae incomodidad o dolor.

Debe haber una mejor base para las decisiones que tomamos. Dos preguntas son mucho más útiles para la toma de decisiones que simplemente «¿Siento paz?»

  1. ¿Qué dice la Palabra de Dios habla sobre este tema?

Si la Biblia habla con autoridad sobre un tema, entonces no importa cómo nos sentimos, la Biblia siempre tiene la razón. Ciertamente, aquellos que desean seguir un comportamiento aberrante buscarán reinterpretar las Escrituras para justificar su situación y la rectitud moral de sus acciones. Pero la Palabra de Dios debe superar todo sentido de excepcionalidad que sentimos.

Por ejemplo, dado que las Escrituras hablan claramente sobre temas de sexualidad, debemos prestar atención a su consejo, negar nuestros anhelos y arrepentirnos de nuestros pecados, incluso si abrazar el pecado nos da paz. El amor cristiano es otro ejemplo del que habla la Biblia, debemos buscar los mejores intereses de nuestros enemigos y amarlos como Cristo nos amó, incluso si eso nos trae dolor y angustia.

  1. ¿Qué dice el pueblo de Dios sobre este tema?

La comunidad cristiana es un segundo punto de control para ayudar a aclarar nuestras acciones. Pero debemos tener cuidado aquí. Así como siempre podemos torcer y distorsionar la Biblia para racionalizar nuestras decisiones, también podemos encontrar uno o dos cristianos profesantes que justifiquen nuestro actuar. Irónicamente, tal apoyo puede provenir de aquellos que buscan un mayor consuelo por su propio pecado.

Sin embargo, la iglesia es donde los creyentes entrenan sus corazones para encontrar gozo, paz y satisfacción a través de la obediencia a Cristo, donde pueden caminar uno junto al otro para alentar la santidad y desalentar el pecado. En la iglesia, debemos encontrar a otros que nos amen lo suficiente como para indicarnos el perdón que encontramos en Jesús. Si los creyentes maduros desafían nuestras acciones, deberíamos prestar atención a sus advertencias, incluso si hacerlo no trae paz a nuestros corazones.

La Orden Correcta, La Paz Correcta

Aquí es donde nuestra brújula interna puede entrar en juego. Si la Biblia fomenta nuestra elección (o al menos no lo prohíbe), y si los demás creyentes dicen que es lo mejor para nosotros, entonces podemos preguntar: «¿Tengo un sentido de paz con respecto a esta decisión?» O quizás mejor, «¿Confirma el Espíritu de Dios dentro de mí que esto es lo correcto?»

El problema no es la pregunta, es el orden, si primero preguntamos qué nos trae paz, haremos que las Escrituras digan lo que queremos y encontraremos a otras personas que estén de acuerdo con nosotros. Pero, si primero preguntamos qué dice la Palabra de Dios, luego qué apoya su pueblo, podemos poner nuestro sentido de paz en su lugar apropiado, y caminar con confianza en las decisiones que darán forma a nuestras vidas.

 

ESCRITO POR: Jorge Luis Rodríguez

15 09, 2020

SECO DE POLLO

2020-09-15T17:56:52-05:0015 septiembre, 20|

INGREDIENTES:

· 6 presas de pollo

· 1 tomate rallado

· 1 pimiento

· 1 cebolla colorada

· 1 zanahoria rallada

· 1 taza de agua

· ½ taza de jugo de naranjilla o chicha

· ¼ de taza de zumo de naranja

· 5 dientes de ajo

· Hierbita y perejil

· Cúrcuma, orégano y sal al gusto.

Iniciamos la receta con mucha paciencia, amor y alegría.

 

PREPARACIÓN:

1.- Machacar 4 dientes de ajo con hierbita, orégano y perejil. Agregar este aliño a las presas y dejar reposar por 3 minutos.

2.- En una olla a fuego lento agregar las presas y tapamos por 3 minutos hasta sellarlas.

3.- Poner en la licuadora la taza de agua, pimiento, cebolla colorada, hierbita, perejil y 1 diente de ajo, esta mezcla agregamos a la olla.

4.- Machacar los tallos de la hierbita y poner en la olla, junto con la chicha o jugo de naranjilla, zumo de naranja, tomate y zanahoria rallada.

5.- Añadimos cúrcuma y sal al gusto. Tapamos por 45min.

6.- Como toque final, agregamos hierbita y perejil picado.

7.- Servir con aguacate y una porción de arroz.

 

¡Buen provecho!

15 09, 2020

Lamento en Baile – Pablo Mejía

2020-09-15T10:12:32-05:0015 septiembre, 20|

Cada uno de nosotros tiene una historia que contar y que podría desafiar, animar o levantar a otros.  El cantautor ecuatoriano Pablo Mejía, nos cuenta una de ellas en su nuevo sencillo titulado: Lamento en Baile.

A pesar de haberla escrito hace mucho tiempo atrás, Lamento en Baile, es una canción que relata una parte de la adolescencia de Pablo Mejía.  “La salud de mi madre se quebrantó, y esto afectó a todos nosotros como familia. Nuestros planes futuros se convirtieron en inciertos.  Pero fue allí cuando tuvimos un encuentro con Dios. ” Así lo recuerda Pablo quien desde ese momento empezó una aventura con Dios.

El nuevo sencillo musical se presenta en Septiembre de 2020 como un canto de fe para quien cree que los planes de Dios son buenos. Pablo descubrió que aun en los momentos difíciles como los que estamos pasando, Dios lo puede llenar con propósitos.

Lamento en Baile, tuvo como productor a Andrés Lora (vocalista de Grupo Nasión) y Árbol Records.

Actualmente, son muchas las personas que pueden hablar desde su lamento y no salir de ese estado.  Sin embargo, es Jesús quien transforma ese ambiente en baile. Hoy podemos pedir al Salvador que cambie nuestra historia y sea El quien la escriba de nuevo.

12 09, 2020

LOS AMIGOS SON LOS MÁS QUERIDOS

2020-09-12T11:21:20-05:0012 septiembre, 20|

Esta es la historia de Malena, una dulce niña que tiene 10 años de edad, le gusta ir al parque, compartir con sus amigos, bailar, cantar; pero lo que más le gusta es cocinar y leer. Ella es muy amable y feliz. Todos los días sale al parque a jugar con sus mejores amigos: Samy y Santy; juntos juegan a ser superhéroes.

Un día mientras corrían jugando, a las escondidas, Malena tropezó con una roca que tenía amarrado un sobre dorado. Samy tenía mucha curiosidad por saber qué decía el sobre; entonces Santy con sumo cuidado y precaución lo abrió; todos juntando sus narices leyeron lo que decía: “salgan al bosque de la ciudad y me encontrarán”.

Llenos de miedo, pero con mucha curiosidad pidieron a sus padres que los llevaran al bosque para jugar. Lo que no sabían los padres era lo del sobre. Al llegar al bosque, escucharon solo los trinos de pájaros y el correr del dulce arroyo que cruzaba toda la ciudad. Buscaron por todo el lugar y se percataron que tras de un viejo y leñoso árbol de pino se encontraba un hombre alto, con sombrero y de aspecto detectivesco que les dijo:

– Han venido acá por la carta, ¿cierto? Dijo con voz misteriosa.

Los tres amigos con voz entrecortada, pero con determinación y tomándose de sus temblorosas manos, le dijeron:

– Sí, hemos venido por tu mensaje.

– Bien. Les dijo el hombre alto, tendrán que probar su amistad, lealtad y confianza.

Lo primero que harán es bajar al hoyo que está tras la colina solo tomados de la mano y sujetos de una cuerda que yo les daré. Si la cuerda permanece …su amistad es verdadera; pero si no lo son, la cuerda se romperá por la mitad.

Los niños al bajar se sujetaron fuerte de sus manos y tuvieron que confiar el uno del otro, aunque tenían un poco de temor, la cuerda no se rompió.

La segunda prueba consistirá en correr hacia la cima de la colina y tomar el cofre de la lealtad. Los tres niños corrieron, pero ninguno más rápido que el otro, Santy miraba a Malena y se igualaba a su paso, Samy iba tras de sus dos compañeros. Casi al llegar al cofre los tres se miraron y acentuaron con su mirada que Samy tomaría el cofre.

Al abrir el cofre había un acertijo que decía:” Tu amistad por tres deseos” al no entenderlo, preguntó al hombre misterioso su significado, quien le dijo: -debes escoger entre tus amigos o la posibilidad de tener los tres deseos que tú siempre has querido. Samy, decidió… la amistad de sus amigos.

La tercera prueba sería mucho más difícil, revelara si su amistad se podría romper. Así que

-Les rociaré esta esencia que les hará decir la verdad- dijo el hombre misterioso.

Samy fue la primera, al ser rociada por la esencia descubrieron que su amistad podría romperse, pues tenía algunas mentiras encubiertas entre sus verdades contadas a sus amigos.

Malena y Santy de la misma manera dejaron ver que en su amistad había algo de enojo; que había crecido a lo largo del tiempo que se conocían.

Al final del efecto de la esencia se abrazaron y decidieron ser siempre transparentes en sus palabras y en sus actos, entre lágrimas y sollozos se pidieron perdón por esas pequeñas mentiras y enojos que en ciertas ocasiones cada uno pudo evidenciar.

La confianza y lealtad de los tres era más fuerte que aquellos defectos que sin querer algunas veces habían escapado de su diario convivir.

Desde ese día su amistad fue creciendo y se hacía mas fuerte pues se dieron cuenta que la amistad no solo se la debe decir, sino vivirla con intensidad, confianza y lealtad.

El hombre de aspecto detectivesco es alguien especial, pero siempre será un misterio su identidad y sigue haciendo pruebas de confianza a los que dicen ser mejores amigos.

Adiós queridos amigos.

 

AUTORA: LUZ VICTORIA NARANJO MOLINA

EDAD: 10 AÑOS

DEDICADO A MIS MEJORES AMIGOS: KAREN Y JOSE LUIS

3 09, 2020

EL OBJETO DE MI ADORACIÓN Y EL DIOS QUE ADORAMOS

2022-09-21T14:38:55-05:003 septiembre, 20|

Uno de los recuerdos más presentes en mi memoria es cuando mi mamá nos leía cuentos antes de dormir. Entre mis favoritos estaban el Dr. Bob y la Ballena Varada, el Romance de la Condesita, No te rías Pepe y un capítulo Charlie y la Fábrica de Chocolate. Las noches eran preciadas para mí y al recordarlas no puedo evitar derramar unas cuantas lágrimas. No solo nos leía cuentos, sino relatos de la Biblia que poco a poco se convirtieron en los pilares y los fundamentos de mi fe. Me encantaba escuchar las historias de Antiguo Testamento y mi favorita siempre fue la manera en la que Dios mostró al pueblo de Israel la sabiduría de Salomón. Una historia un poco dramática e inusual y sin embargo una de mis preferidas.

Recuerdo que veía a Israel como un pueblo ingrato, malvado y tonto. Mi perspectiva se consolidaba cada vez más cuando escuchaba de todas las veces que se alejaron de Dios y corrieron tras otros ídolos. Incluso el Rey Salomón, hijo de David, cayó en la adoración a otros dioses.

Y así crecí, con historias de la Biblia y en la iglesia cristiana. Mientras pasaban los años, comencé a notar un deseo de ser aceptada, amada y correspondida. Quería agradar a otros sin importar qué. Y para eso tenía que actuar como era debido. Me propuse a ser una “buena cristiana” con una lista interminable de cosas que debía hacer y otras que no. Me encantaba ir a la iglesia y pasar con el grupo de jóvenes, hacía todo lo que una cristiana debía hacer: leer la Biblia, subrayar versículos, orar (de vez en cuando), llorar en la adoración, ser carismática, amigable, no decir malas palabras, etc. Sin embargo, mientras más intentaba ser aceptada y agradar a otros, más cansada y más sola me sentía. Pero nadie lo sabía. O al menos eso creía.

La Biblia dice que Dios escudriña las profundidades del corazón del hombre y que Él no puede ser engañado.

No fue sino hasta que después de una época llena de dolor, sufrimiento y pérdida que por la gracia de Dios pude ver que, aunque vivía, actuaba y hablaba como una cristiana era como Israel: corriendo tras otros ídolos.

Estos dioses no solo eran de madera, de bronce ni de oro. Mientras más leía la Biblia más me daba cuenta que los ídolos de plata y metal no son los únicos que hay. Como Juan Calvino dijo: “el corazón del hombre es una fábrica de ídolos”, y muchas veces estos son de carne y hueso.

Al ver mi vida a la luz de la Palabra pude entender que el agradar a los demás era solo el fruto de algo más profundo: una adoración a mí misma. Pensaba que lo merecía y me preguntarás, ¿Por qué eso es malo? Bueno es esencialmente perverso porque el único que se merece adoración es Dios. Nosotros solo somos la creación de un Creador, las vasijas de un Alfarero y las ovejas de un Pastor.

¿Cómo empieza el problema?

En nuestro corazón.

Jeremías 17:9 dice que nuestro corazón es perverso, que nadie lo podrá comprender. De él salen las guerras, los conflictos y las envidias (Santiago 4:1). Nuestro corazón sin Cristo no tiene esperanza y siempre buscará adorar a otra cosa que no sea el Creador. Esto lo podemos ver en Romanos 1:22-23, donde la Biblia afirma que el ser humano ha intercambiado la adoración a Dios por la adoración al hombre y a la creación.

¿Cómo reconozco si tengo otros dioses aparte del Señor?

El rey David usualmente clamaba a Dios para que le revelara lo que ocultaba su corazón (Salmo 139:23). Ninguno de nosotros está exento de poner cosas, situaciones o personas por encima de Dios. De hecho, constantemente lo hacemos y les damos atributos que solo le pertenecen a Él. Les dedicamos tiempo, recursos y esperanzas. Por ejemplo, al adorarme a mí misma me enfoqué en lo que las personas pensaban de mí, en caerles bien y en cambiar de acuerdo a lo que pensaba que les gustaba. Creía que era infalible.

Sentía que merecía cosas y cuando no las tenía, caía en una profunda tristeza mezclada con ira. Nuestros ídolos siempre nos van a decepcionar porque nunca cumplirán nuestras expectativas. Nunca nos darán lo que queremos y si lo hacen será por un momento y de las peores maneras.

¿Cuál es la verdad?

Hay un solo Dios constante y fiel que merece nuestra adoración. Este mismo Dios dio su vida por nosotros en una cruz y pagó la deuda por nuestro pecado. Lo que en verdad nos merecíamos era la muerte y la destrucción y Él lo intercambió por salvación y vida eterna a un gran precio.

¿Qué tengo que hacer?

Lo primero es dejar de correr hacia nuestros ídolos y correr hacia nuestro Salvador, el que es verdaderamente infalible. Como lo hizo con Israel, si confesamos nuestros pecados y nos arrepentimos, Él nos perdonará y nos limpiará de toda maldad. Nos ayudará a ser fieles por medio de su Espíritu Santo. Él es el único que se merece reverencia, reconocimiento y obediencia y si no creemos eso entonces debemos preguntarnos ¿En qué clase de Dios estoy creyendo? Y si Él no se merece mi adoración entonces ¿por qué otras cosas sí se la merecen? ¿por qué yo sí me la merezco?

Si no nos arrepentimos y continuamos ocultando nuestra adoración a otras cosas que no son Dios o seguimos utilizándolo a Él como el medio y no como el fin (como fue mi caso), sufriremos las consecuencias de nuestro pecado, tal como Israel.

En esos momentos donde estamos buscando o corriendo a nosotros o a otras cosas por ayuda debemos preguntarnos ¿Por qué creo que encontraré esperanza en este lugar? ¿Dónde se encuentra mi fe cuando hago o digo esto? ¿Qué obtendré al buscar seguridad en mí persona?

Enfoquémonos en conocer al Señor

Cuando pretendía ser cristiana para obtener una buena reputación solo leía mi Biblia, nunca medité en ella. Me conformaba con ir el domingo a la iglesia y leer unos cuantos capítulos a la semana. Leamos nuestras Biblias intencionalmente, haciendo preguntas, observando principios bíblicos, el carácter de Dios y la naturaleza del ser humano.

Oremos constantemente utilizando la Biblia como fundamento, no solo para pedir cosas sino para adorar a Aquel que dio su vida por nosotros y que constantemente nos muestra su gracia. Tengamos tiempos de soledad, tiempos de silencio.

Busquemos personas que caminen con nosotros, que amen a Cristo y que puedan crecer a nuestro lado. Personas a las que demos cuentas de nuestra vida (pues nuevamente, no podemos ser confiables), personas que nos reten y nos amen a seguir la mirada puesta en la eternidad.

Y al ser obedientes, cada día, veremos como el Dios Todopoderoso derrumbará nuestros ídolos de barro.

El Salmo 100:3 nos habla de una hermosa verdad.

“Reconoced que Jehová es Dios; Él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos; Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado”.

 

ESCRITO POR: Gabriela Puente

27 08, 2020

EN MEDIO DE LA DEPRESIÓN, TU MIRADA EN EL EVANGELIO

2022-09-21T14:38:56-05:0027 agosto, 20|

Ese día decidí que me iba a quitar la vida. Como la buena reina del drama que soy, se lo conté a una amiga, tomé un bus y me dirigí a mi casa, que estaba sola, para llevar a cabo lo que me había propuesto. No era la primera vez, ya lo había intentado antes, pero ahora sí tenía que lograrlo. No podía más con el dolor que implicaba estar viva, respirar, abrir los ojos cada mañana.

Mi amiga fue más astuta que yo y tomó un taxi. Cuando llegué a mi casa, ella estaba ya ahí, esperándome. Tuvimos una conversación muy emocional y sus palabras se quedaron marcadas en mi mente como con fuego: “Dios te ama, te ama muchísimo. ¿Tú no lo puedes sentir? ¡Yo sí! Te ama tanto que hasta casi siento envidia”. Ella se fue y me quedé ahí, sentada en mi cama. Yo había crecido en la iglesia y había oído la frase “Dios te ama” tantas veces que me sonaba trillada. Realmente no me sentía amada por nadie, especialmente por Dios.

Toda mi vida había buscado amor y aceptación, sin tener mucho éxito. Siempre he sido tímida y un poco rara. Mi vida familiar fue un remolino; el abandono de mi padre tejió en mi corazón la mentira de que nadie jamás podría amarme. Esa mentira metió sus garras hasta lo más profundo de mi ser con los intentos fallidos de buscar amor en un muchacho. Como dice mi película favorita: “Un corazón puede estar roto y seguir latiendo de todas maneras”. Esa era yo: mi corazón estaba roto y mi mente navegaba por las aguas negras de la depresión.

Después de buscar amor en todos los lugares equivocados, vino el “consejo estrella” de nuestra cultura: “El amor que buscas es el que solo tú puedes darte a ti misma”. Tenía sentido. Por supuesto que tenía sentido. Si yo quería quitarme la vida, lógicamente el problema era que no me amaba a mí misma. “La respuesta está en ti. Tú puedes alcanzar lo que te propongas”. ¡No se diga más! Así me inicié en el camino cuesta arriba del amor propio y la superación personal. Cuando yo miro fotografías de esa época, me asombro al ver lo linda que me veía: esbelta, mi cabello hermoso, siempre bien vestida y arreglada… y feliz. Por un tiempo, parecía que las nubes se habían ido y el sol brillaba. Todo en la vida funcionaba bien y la alegría me salía por los poros.

Pero una persona puede mirarse al espejo y lanzarse besos solo por un rato. En poco tiempo empecé a sentir la presión: estar delgada, ser popular, tener éxito, no sentirme miserable aunque todo iba bien en la vida. Sobre todo eso. Hace poco encontré el meme perfecto para describir ese proceso:

— Psicólogo: La única persona que puede darte tranquilidad en estos momentos…

— Yo: (Que no sea yo, por favor).

— Psicólogo: Eres tú.

— Yo: Chale.

Me sentí totalmente identificada. Me di cuenta de que mientras más me entregaba a mi amor propio, más tenía que seguir dando. Literalmente era como una droga que me calmaba por un rato, pero luego necesitaba dosis más y más altas para permanecer en el éxtasis. Descubrí que no existe mejor fórmula para la miseria que tener la mirada fija en mí misma.

Hundida otra vez en la desesperación (pero con la presión indescriptible de mostrar al mundo una buena imagen), encontré en un escaparate un libro llamado “Cuando no deseo a Dios, la batalla por el gozo” (de John Piper). Ese título describía exactamente el torbellino que había detrás de mi fachada de éxito y perfección. Lo compré. ¡Y lo odié! Lo que yo quería leer ahí eran palabras lindas que me apapacharan el alma, unos versículos que hablaran del amor de Dios, que me dijeran que todo iba a salir bien. La tesis de John Piper era que la solución a la batalla por el gozo era el evangelio. ¡El evangelio! EL EVANGELIO. Sentí que fueron los $12 peor desperdiciados de mi vida.

Regresemos a ese día en que había decidido quitarme la vida. Mi amiga interrumpió mis planes y sus palabras hacían eco en las cuatro paredes de mi habitación. “Dios te ama”. Entonces alcé la mirada y entre sollozos grité al aire: “¡Dios! Durante muchos años he leído en la Biblia y la gente me ha dicho que me amas, pero yo no lo siento. Ahora la Sole me dice que tú me amas. ¡Señor, si en verdad me amas, quiero sentirlo, como cuando uno come chocolate y siente en su lengua ese sabor dulce que se derrite!” De algún modo sentí paz y (obviamente) no cumplí con mi cometido de suicidarme.

Unos días después vino la respuesta del Señor. Tenía que ir a un retiro del instituto donde estudiaba y el tema era sobre cómo la imagen de Dios en nosotros ha sido manchada y rota por el pecado, por el pecado que nosotros cometimos y el que fue cometido contra nosotros. El orador nos explicó cómo Jesús murió en la cruz para lavar ese pecado que nos dejó rotos y manchados. En ese momento, el Señor abrió los ojos de mi entendimiento para comprender Su gran amor al enviar a Su Hijo para sacrificarse por pecadores que no lo estaban buscando. Comprendí por primera vez cómo Dios tomó la iniciativa para que yo pudiera pasar de muerte a vida. De muerte a vida… qué lindo sonaba eso. Yo en verdad me sentía muerta por dentro, ¡y quería esa vida!

Vi mis pecados y dolores escritos en un papelito y clavados en una cruz de madera, mientras meditaba en mis fracasos por salir del fango y el éxito de Cristo al resucitar y vencer a la muerte. ¡Qué gran amor! ¡Cuán grande es el amor de Dios! ¡Ese era el amor que había buscado toda mi vida! Lo podía sentir, como el chocolate.

Pero no, no fue el sentimiento la respuesta. Esa emoción en el “paladar espiritual” no duró para siempre. Esta ya no era una “droga” más. ¡Era la respuesta!

Quiero tener cuidado aquí porque la depresión siempre es un síntoma externo de un problema interno. A veces tendrá que ver con hormonas u otros problemas físicos. Otras veces tendrá que ver con problemas del alma. Sin embargo, lo que deseo subrayar aquí es que no hay nada que pueda darnos una solución real y duradera fuera de Cristo. Como dice Nancy DeMoss Wolghemuth: “No hay amigo, no hay pareja, no hay circunstancia, no hay medicamento, no hay consejero en esta tierra que pueda ser para ti y hacer por ti lo que Dios quiere hacer”.

Como lo expliqué en un artículo anterior, la depresión ha sido mi lucha y sigue siéndolo. La diferencia es que ahora tengo la llave de la puerta que me saca hacia la libertad: ¡EL EVANGELIO! Por esta razón, tengo dos versículos que son pilares fundamentales en mi vida. El primero está en Juan 8:32: “Y conocerán la verdad, y la verdad los hará libres”. ¿Pero cuál es esa verdad que nos hace libres? Jesús lo afirmó muy claramente en Juan 17:17: “Santifícalos en la verdad; tu palabra es la verdad”. Esa libertad que buscamos está en la Palabra de Dios y el evangelio que describen sus páginas desde el Génesis hasta el Apocalipsis.

El amor que buscamos se describe en estas palabras:

· “Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:8).

· “En esto conocemos lo que es el amor: en que Jesucristo entregó su vida por nosotros” (1 Juan 3:16a).

¿Qué más se puede decir? Resulta que John Piper había tenido razón, ja, ja, ja. “¡Fíjense qué gran amor nos ha dado el Padre, que se nos llame hijos de Dios! ¡Y lo somos!” (1 Juan 3:1).

 

ESCRITO POR: María del Carmen Atiaga

20 08, 2020

NUESTRO PADRE EL TERRENAL Y EL DIVINO

2022-09-21T14:38:57-05:0020 agosto, 20|

El Día del Padre es un día especial, y muchos lo festejan con alegría y gozo. Pero como todo día especial, otras personas lo perciben como un evento difícil y en ocasiones bastante triste y hasta sentirlo como “una molestia.”

Las experiencias de cada persona con relación a su padre pueden ser muy variables. Si la vivencia en la niñez y adolescencia ha sido al lado de un padre cariñoso, atento, y amoroso; la figura del padre de sangre y hueso (terrenal) produce sentimientos agradables. En cambio muchos han sido afectados por las falencias de un padre que tomo decisiones erróneas, se comportó bruscamente, o aún se ausento o estuvo distante toda la vida.

La figura del padre y las experiencias se graban en la mente y el alma de la persona. En ocasiones esto está grabado en la inconciencia, y no se ha podido contactar o analizar los efectos que estos han producido en el hijo/a. Luego cuando considera la vida espiritual y le hablan sobre Dios como PADRE, suben unas emociones mixtas. A veces se siente una resistencia para relacionarse con Dios que no parece tener explicación.

Puede ser que esté sucediendo LA TRANSFERENCIA. Esto es una situación mental y del alma y en muchas ocasiones es automática e imperceptible. Al escuchar la palabra “Padre,” automáticamente la mente recuerda y muestra imágenes del padre terrenal. Las características de ese padre suben y uno coloca esas características SOBRE el Padre Dios, o Padre Divino. Un ejemplo es lo siguiente: Si el padre terrenal es cariñoso, amoroso, y ha mimado al hijo/a, entonces esa persona encuentra fácil sentir y responder en la relación con Dios Padre con facilidad, porque cree que Dios será como el padre terrenal. En cambio si la experiencia con el padre terrenal ha sido difícil con características negativas, la persona resiste relacionarse con Dios Padre porque su mente le hace pensar que ese Padre Divino se comportara igual o peor que su padre terrenal y brota la desconfianza y distanciamiento.

Que podemos hacer con esta situación de LA TRANSFERENCIA? Esto requiere de un proceso y labor con los pensamientos y conocimientos, además del ejercicio de la voluntad y la fe. Primero tenemos que hacer un análisis de la relación con nuestro padre terrenal e identificar las características que están o estuvieron presentes. Luego es bueno tomar un poco de tiempo y estudiar la Palabra de Dios (La Biblia) para conocer el carácter de nuestro Padre DIVINO. Es importante distinguir lo terrenal de lo divino. No son lo mismo. Y nosotros como seres humanos tenemos que aprender a relacionarnos con el Padre DIVINO como EL ES, no como pensamos o sentimos que él es. Abrir nuestros oídos y ojos espirituales con la ayuda del Espíritu Santo es necesario. Podemos ejercer la mente y decir, “No voy a seguir con el hábito

de LA TRANSFERENCIA. Voy a tener más cuidado y mirar al verdadero carácter de mi Padre Celestial Divino.” Día por día puedo aprender a aceptarle y relacionarme con EL cómo mi Padre Divino que El ES. Poco a poco al darnos cuenta, cancelamos la transferencia y nos podemos gozar en el verdadero amor incondicional y perfecto de nuestro PADRE DIVINO.

Jesucristo dijo que si queremos conocer al Padre Divino lo podemos hacer a través de Jesús, quien es el vivo imagen del Dios Padre Divino. ( San Juan 10:30; Hebreos 1:3; Colosenses 1:15 al 17; y Salmo 145)

 

ESCRITO POR: Betty Van Engen

20 08, 2020

MI LUCHA CON LA DEPRESIÓN

2022-09-21T14:38:58-05:0020 agosto, 20|

“No puede estar triste el corazón que ama a Cristo…” Las palabras de la canción que aprendí en la infancia hacían eco entre mis lágrimas y sentimientos de miseria. “Creo que no eres salva”, me dijo alguien por ahí, “porque si fueras cristiana no tuvieras depresión”. Alguien más sugirió una sesión de liberación porque esa melancolía no podía ser otra cosa que un demonio. Ahí, en el piso, rodeada de pañuelitos empapados, mi corazón se ahogaba entre sentimientos encontrados, sin ninguna esperanza.

Sí, es verdad, yo lucho con la depresión y soy cristiana. Bien cristiana. A veces mi depresión se siente como una pesada cobija que no me deja moverme, peor levantarme. Es mi aguijón en la carne, algo que le he pedido a Dios en incontables ocasiones que me quite de encima, pero Su respuesta ha sido siempre: “Bástate mi gracia” (2 Corintios 12:9). De hecho, la depresión forma parte de la historia de amor entre el Señor y yo, pero de eso hablaré en otra ocasión.

Como iglesia podemos hacernos de la vista gorda y responder “¡bendecidos y en victoria!” cada vez que alguien nos pregunta cómo estamos, pero la realidad es que la OMS estima que aproximadamente 300 millones de personas en el mundo sufren de depresión. Una encuesta realizada por HCJB en Instagram indica que el 93 % de los encuestados la ha vivido. ¿Queremos seguir mirando para el otro lado? Obviamente los cristianos tenemos la Palabra de Dios, la cual es nuestra autoridad y nos provee todo lo que necesitamos para la vida y piedad (2 Pedro 1:3-4). ¿Qué dice la Biblia sobre la depresión?

1. El que hablaba cara a cara con Dios sufrió depresión (Números 11:15)

El gran Moisés que vio una zarza ardiente, que vio el despliegue del poder de Dios en Egipto, que vio abrirse el mar, que vio la gloria de Dios, que su rostro brillaba, llegó al punto de desesperación en el que clamó a Dios, pidiéndole que le quitara la vida. No parecerían ser las palabras de un valiente hombre del Señor que conocía de primera mano Sus milagros.

2. El hombre conforme al corazón de Dios sufrió depresión (Salmos varios)

David lo tenía todo: era guapo, un músico talentoso, un poderoso guerrero que llevó a su ejército a múltiples victorias, un buen rey al que no le faltaban riquezas y, lo más importante, una vibrante relación con Dios. Sin embargo, en los Salmos vemos cómo lloraba día y noche (Salmos 6:6-7; 42:3). Incluso llega a decirle al Señor que quisiera ser una paloma para volar lejos y morir en el desierto (Salmo 55:6-7).

3. El gran profeta que vio caer fuego del cielo sufrió depresión (1 Reyes 18:20-19:18)

Elías oró a Dios y dejó de llover por tres años. Después vio cómo el aceite y la harina de una viuda no se acabaron durante todo el tiempo de la sequía. Para rematar, fue el instrumento del Dios Todopoderoso para humillar a los profetas del falso dios Baal. Fue testigo de cómo cayó fuego del cielo que consumió un altar empapado. Luego oró y volvió a llover. Con semejante victoria, cualquiera estaría en el éxtasis de la felicidad, pero Elías pidió morirse y se escondió en una cueva.

4. El profeta elegido desde antes de nacer sufrió depresión (Jeremías 20:14-18)

Ya quisiera yo oír a Dios decir de mí algo como lo que Él le dijo a Jeremías. El Señor lo llama, lo afirma, le promete que siempre estará con él y le anima para que no tuviera miedo (Jeremías 1:5-10). Sin embargo, el profeta que oía la voz de Dios llega al punto de maldecir el día que nació y declara su deseo por haber muerto en el vientre de su madre (Jeremías 20:14-18).

5. El gran apóstol a los gentiles sufrió depresión (2 Corintios 1:8)

Pablo, perseguidor de la iglesia, tuvo un encuentro increíble con Jesús que cambió su vida. Su labor misionera fue marcada con demostración del Espíritu y de poder (1 Corintios 2:4). Pero en su ministerio, Pablo no solo tuvo que afrontar circunstancias sumamente difíciles, sino que a eso se sumaba su ansiedad por las iglesias que había fundado (2 Corintios 11:23-28). En la “epístola del gozo” incluso confiesa que ha atravesado por tristeza sobre tristeza (Filipenses 2:27).

La pregunta seria es si Dios en algún momento desechó a alguno de estos hombres por padecer de depresión. ¡No! El Señor no se echó para atrás con ninguno de ellos ni los mandó a liberarse del “demonio”. Jamás puso en duda su salvación, servicio o autoridad. Más bien, Él mismo lidió con ellos en cada situación particular. Pero ¿qué estamos haciendo nosotros, como iglesia? En la encuesta mencionada anteriormente, el 88 % de encuestados confesaron haber ocultado su depresión de su comunidad de creyentes y el 61 % ha sentido presión por esconder su estado de ánimo. Algo me dice que necesitamos releer estos pasajes de la Escritura para que estas cifras cambien en nuestras iglesias.

Hay mucho qué decir sobre el tema de la depresión y algunos detalles quedarán para una próxima ocasión, pero, por ahora, solo quisiera decirte que, si tú estás atravesando por un período de depresión o si luchas con esta constantemente (como yo), Dios no te rechaza. Él te recibe a través de Su gracia por la obra de Cristo en la cruz y tiene un propósito para tu aflicción. Estudia las vidas de todos los hombres de Dios que menciono arriba y podrás darte cuenta de eso. Y si no tienes la experiencia de la depresión, seguramente conoces a alguien que sí se encuentra en medio de esa batalla. Busca en la Biblia la manera de animar a quienes sufren y tienen ansiedad, tal como Dios lo hace.

Quisiera contarte en el futuro más de mi testimonio y de cómo Dios me ayuda a navegar en medio de mi depresión día a día. Por lo pronto, sea cual sea tu caso, ¡no pierdas la esperanza! Dios es bueno y no deja de serlo cuando pasamos por el valle de sombra de muerte (¡qué descripción tan precisa de lo que se siente en la depresión!). “Espera al Señor; esfuérzate y aliéntese tu corazón. Sí, espera al Señor” (Salmo 27:14).

 

ESCRITO POR: María del Carmen Atiaga

20 08, 2020

¿CÓMO ES TU FE?

2022-09-21T14:38:58-05:0020 agosto, 20|

El mundo es un lugar difícil para vivir. Mucho más cuando nos enfrentamos a situaciones que nos llenan de miedo o incertidumbre sobre el presente y el futuro. En momentos así nuestra fe puede ser desafiada.

Si el mundo no tiene sentido, ¿por qué debo seguir creyendo en Dios?

Existen muchas maneras de responder a esa pregunta. Voy a ofrecer algunas. Con cada uno de estos puntos responde a esta pregunta:

¿Cómo es tu fe?

 

1 – Efímera o Eterna

El gran artista tropical, Juan Luis Guerra, canta “Todo pasa”. Una canción que parecería tomar su inspiración en el libro de Eclesiastés donde aprendemos que todo tiene su tiempo. Y es la gran realidad de la existencia humana, nada es eterno.

Nuestra vida en la gran línea de tiempo de la historia y la existencia universal, es poco más que un punto insignificante. Lo triste es que muchos ponemos nuestra fe en las cosas que suceden durante ese punto diminuto. Nuestras esperanzas están en el dinero, en la salud, en la buena voluntad de la gente o cualquier otra cosa. El poeta en Eclesiastés diría “todo es vanidad”. Es un soplo en el viento que se evapora al instante.

Pero Juan Luis Guerra termina su canción al son de esta letra: “Lo único que nunca pasa es el amor”. 1 Juan nos dice que “Dios es amor” y Pablo nos dice en 1 Corintios que “el amor nunca deja de ser”. Dios es eterno, es infinito. No se limita a una porción del tiempo. No esta limitado, su amor es eterno.

Si tu esperanza y tu fe dependen de las cosas del mundo, es efímera, es limitada, es pasajera; es como un susurro en el viento que se pierde al instante. Pero si tu fe esta fundamentada en algo eterno, algo que nunca cambia, alguien que te ama ahora y lo te amará para siempre, entonces tu fe permanecerá porque está fundamentada en lo eterno.

¿Quieres tener una fe efímera y limitada; o quieres tener una fe eterna?

2 – Circunstancial o Incondicional

Existen 2 tipos de hinchas de futbol. Puedes ser el hincha verdadero que sigue a su equipo sin importar que gane o pierda. No importa si hay problemas o malas rachas, tu amor y tu fe esta en tu equipo y eso nunca cambiará. Pero hay otro tipo de hincha, el que apoya al equipo de moda. Ese hincha que solo habla bien de su equipo cuando gana y tan pronto baja de categoría lo deja atrás por otro más exitoso.

Así somos con Dios. Podemos ser hinchas fieles o podemos ser los hinchas traicioneros. No es fácil vivir en un mundo donde todos están en contra de nuestro equipo, es difícil ser hincha del equipo de Dios.

Pero nuestra fe no se basa en las circunstancias. No se basa en si mi vida va bien, o si el mundo alrededor parece ser justo. Si verdaderamente creemos en Dios, creemos incondicionalmente en Él.

Creemos en un Dios que era, que es y que siempre será. Es una fe que no depende de circunstancias, sino que confía en un Dios de amor Incondicional.

3 – Interna o Externa

Imagina que vas al mar y en un muelle ves 2 botes diferentes. El primero es un velero. Es un bote hermoso. Tiene una enorme vela que atrapan el viento y lo usa a su favor para navegar. El otro bote es una yate, no necesita de una fuerza exterior para moverlo, sino que tiene un poderoso motor que lo lleva de un lado a otro. ¿En cuál te vas a subir?

Muchos estamos navegando nuestra fe como en un velero. Cuando el viento sopla y va en la dirección que queremos estamos fuertes, nos podemos comer el mundo porque esa fe nos impulsa. Pero eso no durará siempre, porque dependes de lo exterior. Quizás estás viviendo la fe de tus padres o de tu pastor. Puede ser que cuando tu familia y tus amigos se muestran fuertes en Dios tu también. Pero cuando el viento deje de soplar o incluso esté en contra, tu fe va a sufrir.

Dios nos llama a tener una fe personal e independiente de los demás. No por ser parte de una iglesia o una familia cristiana significa que tú automáticamente lo seas. Si crees así, estas dependiendo del viento de otros. Pero cuando Cristo está en el centro de tu vida Él se convierte en el motor que iimpulsa tu vida. Porque muy pronto vas a tener que salir de las aguas calmadas y entrar a vientos estancados o tormentas que amenazan con hundirte. Si no tienes a Cristo como motor de tu vida y tu fe, te vas a estancar o te vas a ir para atrás.

¿En qué bote te vas a subir?

4 – Emocional o Racional

Nuestro mundo ama hablar de lo que sentimos. “Sigue lo que te diga tu corazón” es un frase que escuchamos a menudo. Suena muy linda, es romántica y nos llena de sentimientos de esperanza y triunfo. Pero consideremos lo que la Biblia dice sobre los sentimientos.

Jesús dice en Mateo 15:19 que “del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias” y el profeta Jeremías dice “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso”. Entonces: ¿quieres depender de tu corazón y tus emociones?

Si tu fe depende de sentirte bien, vas a estar en problemas el momento que ya no te sientas bien. Por eso vemos muchas personas que se acercan a Dios o a una iglesia por un tiempo, pero muy pronto los problemas de la vida o una mala actitud los alejan para siempre. Incluso Jesús menciona ese tipo de persona en su parábola del sembrador (Mateo 13).

Mejor olvídate de lo que sientes por Dios y confía en lo que sabes de Dios. Sabes que Dios es bueno, que es Santo, que es Justo, que es Amor, que es Consolador… Dios es todo lo bueno de la existencia humana y cuando nuestras emociones nos dicen lo contrario debemos fortalecer nuestro razonamiento para sobrellevar los momentos de dificultad.

Conclusión:

Una fe fuerte y que permanece a pesar de las dificultades es una fe que depende de Dios. En 1 Corintios 12 Pablo incluye a la fe dentro de la lista de regalos que recibimos de parte de Dios. La fe no es algo que requiere más “esfuerzo” o trabajo de nuestra parte. No podemos fortalecernos en la fe por nuestras

propias fuerzas. La mejor manera de ser fuertes en la fe es reconocer que dependemos completamente de Dios y pedirle cada día que no de una fe Eterna, Incondicional, Interna y Racional.

Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.

Porque cualquiera que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se abrirá.

Mateo 7:7-8

 

ESCRITO POR: Bryan Rubio

20 08, 2020

LO QUE APRENDÍ EN EL SUFRIMIENTO

2022-09-21T14:38:59-05:0020 agosto, 20|

Hace 10 años empecé a tener problemas de salud, al volver del extranjero luego de un año en una escuela de entrenamiento misionero, cada año presentaba un nuevo síntoma, y por lo tanto un sin número de diagnósticos separados, que terminaron siendo un síndrome de una enfermedad desconocida para mí, y para la mayoría en nuestro país, “enfermedad de Lyme”. Ese es mi diagnóstico desde hace dos años. Recuerdo que cuando le pregunté al doctor si mi visón doble sería reversible, si mi perdida de peso se detendría, si mi fatiga, dolor crónico y  mis alergias alimenticias pararían, él me contestó: No lo sabemos, solo Dios conoce eso.

Tuve que enfrentar un período de duelo no solo sobre mi salud, también sobre mi vida, no volvería a ser la misma, en mis planes estaba ser médico-misionera en algún barco y viajar por el mundo ayudando a las personas, o ser cirujana de campañas evangelísticas, e incluso combinarlos con algo de consejería bíblica para ser un consuelo físico y espiritual, era el plan perfecto… de repente se desvaneció y mi corazón se preguntaba ¿Por qué sucede esto si mis planes no eran malos?, de hecho para mí eran piadosos, ¿por qué Dios estaría dejando claro que sus planes eran otros, no se supone que si busco Su reino, los deseos de mi corazón serán concedidos? ¿Acaso había creído en vano? ¿Será que Él se ríe de mí desde el cielo? ¿Será que me está castigando y me merezco esto?

Si algunas de las preguntas anteriores te suenan familiares, entonces bienvenido al mundo caído, donde el dolor entra sin aviso, donde existe la enfermedad, la muerte, las pandemias, las crisis de fe, las pérdidas financieras, las traiciones, las familias destruídas, las relacionen rotas, los falsos evangelios, etc. Y todo, absolutamente todo, se desvanece en un abrir y cerrar de ojos. (Romanos1:29-31)

Pero hay esperanza, y no es cualquier esperanza, es una esperanza VIVA, Cristo Jesús. Si has leído la Biblia de principio a fin, sabrás que el dolor está presente en cada libro, pero el regalo de una nueva creación en Cristo; y el mismo Espíritu Santo ahora vive en ti y en mí; y día a día nos enseña a ver de manera espiritual, iluminando nuestros ojos, para entender Su Palabra

Después de un año de luchas con mi propio corazón en medio de sufrimiento, puedo decirte que mi perdida fue mi mayor ganancia. Todo lo que yo creía saber de Dios en su gran mayoría estaba establecido por mi propio entendimiento o basado en lo absorbía al escuchar a otros hablar de Dios, me puso en un peligroso lugar de creer todo lo que se enseña en nuestra comunidad cristiana, sin el entendimiento de ser diligente con mi vida espiritual y escudriñar Su Palabra. Mi corazón es engañoso; es una máquina de ídolos. Por ello es indispensable disciplinarnos para la piedad.

Solo en Cristo halle sentido a mi dolor, solo en Cristo encontré vida cuando perdí todo, y solo Él me permitió conocer al Dios verdadero, amar a Su iglesia imperfecta, y ser parte de ella con humildad. Los cristianos no somos perfectos, aun así, Cristo nos entregó las buenas nuevas de su reino. Porque a Él le place que demos fruto para su gloria. Y que andemos en buenas obras. (Efesios 2: 10)

Quiero que experimentes algunos de los beneficios que el dolor trae a nuestras vidas, y no porque el dolor en sí mismo sea un salvador, si no porque puede ser un gran instrumento en manos del único Salvador y Redentor eterno de nuestras almas. El sufrimiento sin Cristo, es solo sufrimiento, sin embargo en Él, es un gran momento para experimentar algunas de las siguientes situaciones:

Exponer nuestra condición espiritual: Estamos vivos para Cristo y muertos para el pecado, o visceversa, ¿has nacido de nuevo o no? Nuestra fe está en Cristo, porque Él es el único medio de salvación para pecadores; no existe nada que pueda reparar nuestra relación con un Dios Santo, no hay acto moral, ni religión suficiente; el único sacrificio acepto es el ungido de Dios, y en Él descansa nuestra esperanza de salvación, nuestra resurrección y nuestra gloria.

Exponer nuestro pecado: Creo que tengo una lista de todas las formas en que mi pecado era más visible en mi sufrimiento; algunas de esas emociones de ira, resentimiento, falta de perdón, orgullo, soberbia, avaricia, y más, que experimentas en el sufrimiento, son una gran misericordia para tu libertad. En Su cruz todo ha sido redimido, mucho de lo que te cuesta perdonar, cobra otro sentido cuando lo ves a la luz de cuanto Él te ha perdonado. Su cruz es suficiente, si Él perdona nuestras ofensas, cuánto más nosotros.

Exponer nuestra verdadera esperanza: Dios o su creación, lo terrenal o lo eterno, tu religión o un Dios vivo. Fue abrumador ver que mi esperanza era mi profesión, mi independencia económica, mi futuro, mi propio nombre. En Él hay salvación, podemos descansar en Su obra completa y ser libres.

Exponer la trampa de nuestro propio corazón: El temor, la envidia, la duda, la negación, el desánimo, están al asecho y no por ser un cristiano nacido de nuevo, estás libre de esta lucha, créeme, solo Cristo y Su evangelio nos ministra una y otra vez, Su iglesia, nuestra comunión con los santos es la mayor bendición para enfrentar el sufrimiento, el dulce bálsamo del amor de Cristo en cada uno de nosotros nos mantendrá fortalecidos hasta el fin.

Exponer el verdadero consuelo: Su gracia, Su presencia, Su soberanía, Sus propósitos, Su iglesia, Su paz. Sus planes son los que mayor libertad nos traen, porque Su yugo es ligero, porque fuimos creados en Él, por Él y para Él. Solo ahí encontraremos descanso real. Dios no se ríe de tu dolor, tampoco del mío. Él es eternamente compasión, Su misericordia es infinita, no hay día en que Él rechace a los quebrantados de corazón. Él nunca se cansa.

Exponer nuestra falsa doctrina: No hay nada más dulce que ver Su rostro en tu sufrimiento, no hay nada más fortalecedor para un cuerpo cansado y un corazón confundido, que descubrir a un Dios vivo: Infinito, Incomprensible, Autoexistente, Autosuficiente, Eterno, Inmutable, Omnipresente, Omnisciente, Omnipotente y Soberano.

Exponer nuestra identidad como criaturas: Al contrario de todo lo que Él es, yo no soy un ser sin límites, a diario necesito descansar, dormir, comer, etc, no soy un ser infinito en conocimiento, no tengo provisiones infinitas, cambio constantemente, no puedo estar en todas partes y no fui creada para gobernar mi propia vida ni el universo (aunque mi carne así lo desea).

Reconocer sus atributos y compararlos con mis debilidades despierta mi asombro y adoración. Si algo puedo dejarte como una sugerencia, es que en tu sufrimiento, busques al Señor, estudia sus atributos, cada vez que leas sobre ellos en La Bliblia, ora y pídele sometimiento a Él, de corazón, de palabra y de obra. Esta lucha contra la carne y el pecado, no es una lucha en la que estás solo, Él ya venció, y luchamos en el poder de Su fuerza, que el Señor nos permita ser una iglesia que brinda Esperanza Viva, que podamos ser una iglesia que sufre con los que sufren, pero que su tesoro es imperecedero, que Dios nos permita ser santificados en el sufrimiento, y que las pérdidas, ya sean materiales, emocionales, relacionales o incluso de nuestras vidas, nos sirvan para testificar de nuestra fe, de nuestro gozo, de nuestro Señor y salvador.

 

ESCRITO POR: Daniela Erazo

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